El otro día fui a ver Hancock. Podría aprovechar para hacer una crítica de la película, y así por una vez Menchón no podría decir que sólo hago críticas de películas antiguas ;-). Podría, pero no lo haré. Lo que quiero es hacer una reflexión acerca de la corrección política en el cine de hoy.
Sí diré que la película me pareció muy divertida, especialmente la primera mitad. La segunda, debido a un giro desafortunado en el argumento y a la corrección política a la que me referiré, es bastante más floja.
Hancock, al principio de la película, es un superhéroe alcohólico, antipático, egocéntrico y algo torpe. Un superhéroe políticamente incorrecto. Como, en los tiempos que corren, no está bien ser así, los guionistas se encargan de reformarlo convenientemente, de manera que, después de hora y media, el superhéroe ya no es la sombra de lo que era. A ver cómo se lo montan ahora para realizar una secuela.
Esta transformación la hemos visto producirse en infinidad de películas. El detonante que provoca el cambio es, en la mayoría de los casos, absolutamente increíble. En el caso de Hancock un asesor de imagen logra convecer al superhéroe de las innumerables ventajas de ser mejor persona (o lo que quiera que sean los superhéroes). Por poner otro ejemplo, recuerdo una película, "El leñador", en la que el protagonista, un pederasta, decide cambiar sus malos hábitos cuando la niña a la que está intentando ligarse le cuenta que su padre también abusa de ella. El prota entonces se da cuenta de lo malo que es él también. Personalmente, me habría parecido más creíble que el pederasta le hubiese pedido a la niña el teléfono de su padre, para así poder salir juntos de copas y contarse mutuamente sus batallitas.
Toda la incorrección política que se echa de menos en estas películas está acumulada en una de mis series favoritas: "House". El doctor House es un personaje brillante, divertido y muy inteligente. También es arrogante, drogadicto, egoísta y bastante hijo de puta. Era así al principio, sigue siendo así y será (eso esperamos los fans) así hasta el final. Cierto que hay momentos en que desearíamos ver un gesto cariñoso de su parte, pero no es menos cierto que quedaríamos decepcionados si así fuera.
¿Os imagináis lo que sucedería si se hiciera una versión "made in Hollywood" de House? Yo me imagino que al final de la película House habría sustituido la vicodina por caramelos de menta, sería capaz de bailar claqué con su pierna operada y sin dolores, y haría regalos a sus empleados y a su jefa por Navidad. Esperemos que a nadie se le ocurra la idea.
Sí diré que la película me pareció muy divertida, especialmente la primera mitad. La segunda, debido a un giro desafortunado en el argumento y a la corrección política a la que me referiré, es bastante más floja.
Hancock, al principio de la película, es un superhéroe alcohólico, antipático, egocéntrico y algo torpe. Un superhéroe políticamente incorrecto. Como, en los tiempos que corren, no está bien ser así, los guionistas se encargan de reformarlo convenientemente, de manera que, después de hora y media, el superhéroe ya no es la sombra de lo que era. A ver cómo se lo montan ahora para realizar una secuela.
Esta transformación la hemos visto producirse en infinidad de películas. El detonante que provoca el cambio es, en la mayoría de los casos, absolutamente increíble. En el caso de Hancock un asesor de imagen logra convecer al superhéroe de las innumerables ventajas de ser mejor persona (o lo que quiera que sean los superhéroes). Por poner otro ejemplo, recuerdo una película, "El leñador", en la que el protagonista, un pederasta, decide cambiar sus malos hábitos cuando la niña a la que está intentando ligarse le cuenta que su padre también abusa de ella. El prota entonces se da cuenta de lo malo que es él también. Personalmente, me habría parecido más creíble que el pederasta le hubiese pedido a la niña el teléfono de su padre, para así poder salir juntos de copas y contarse mutuamente sus batallitas.
Toda la incorrección política que se echa de menos en estas películas está acumulada en una de mis series favoritas: "House". El doctor House es un personaje brillante, divertido y muy inteligente. También es arrogante, drogadicto, egoísta y bastante hijo de puta. Era así al principio, sigue siendo así y será (eso esperamos los fans) así hasta el final. Cierto que hay momentos en que desearíamos ver un gesto cariñoso de su parte, pero no es menos cierto que quedaríamos decepcionados si así fuera.
¿Os imagináis lo que sucedería si se hiciera una versión "made in Hollywood" de House? Yo me imagino que al final de la película House habría sustituido la vicodina por caramelos de menta, sería capaz de bailar claqué con su pierna operada y sin dolores, y haría regalos a sus empleados y a su jefa por Navidad. Esperemos que a nadie se le ocurra la idea.
1 comentario:
Es que los yanquis sicológicamente son más simples que el mecanismo del botijo, así que los personajes de sus pelis no les van a la zaga. Y a mí me gustan mucho los superhéroes por lo que tienen de acción y aventura, pero como personajes generalmente rozan la subnormalidad. A ver que nos depara El caballero oscuro
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