domingo, 19 de marzo de 2023

Pasa por debajo de tu lugar de trabajo

 

A lo largo de nuestra vida escucharemos infinidad de canciones, veremos miles de películas, pero seguramente (y tirando por lo alto) no leamos más que unos cientos de libros. Esta es una de las razones por las que, muy probablemente, la obra cumbre de Pablo Carbonell, de la que nos acordemos cuando muera, sea "mi agüita amarilla". 

El autor, que aunque no lo parezca siempre ha tenido una vena cultureta, lleva años tratando de reinventarse como escritor, y he escuchado en radio algunas buenas críticas y recomendaciones, pero no me he animado a leerlo. La vida es así: una persona probablemente formada, culta y en plena madurez, que dedica montones de horas al noble arte de la pluma, será recordado por lo que es, de forma indisimulada, una ocurrencia de borrachuzo.

viernes, 17 de julio de 2020

Bubamara





Curiosamente hoy he estado leyendo un artículo sobre música balcánica, un tema recurrente y siempre exitoso en este blog, y me he visto impulsado a compartir el tema que más gracia me ha hecho de los que se reproducían en el post.

Son varias las bandas locales que han tratado de incorporar instrumentos de viento a sus conciertos, con más o menos éxito. Los candidatos suelen ser trombones, saxofones o flautas, pero viendo este vídeo, me pregunto si lo que realmente le viene bien a un directo es una buena tuba petardeante.

viernes, 27 de marzo de 2020

Teleconfinamiento

Supongamos que eres Valerio Lazarov, en 1993. Te han dado los mandos de telecinco y pasta por un tubo, y empiezas a tener más y más audiencia. Eres una máquina de producir ideas que ha entendido perfectamente un país que aún no sabe lo que es "políticamente correcto". Las mamachicho, Jesús Gil en un jacuzzi, goles son amores, Benny Hill, humor amarillo, ... todo éxitos.
Cada mes recortas distancia en audiencia con TVE, los anunciantes hacen cola en tu puerta, les robas las estrellas a las otras cadenas, todo va como un tiro, pero falta algo, falta algo. ¿Qué, qué se puede hacer para que los españoles aumenten la cantidad de horas que dedican al día delante de la tele y así reventar el audímetro?

Si Valerio Lazarov hubiera estado al frente de una cadena con un poco de iniciativa en este 2020, habría revolucionado el país. Habríamos pasado las semanas de cuarentena deseando que todo se alargue. Habrían aparecido nuevos concursos, nuevos formatos, guerras de audiencia, contraprogramaciones, estrenos en televisión, y todo tipo de neologismos televisivos que nos habrían mantenido pegados al sofá durante meses. Qué otra cosa podría desear una cadena de televisión que algo que obligue a los espectadores a quedarse en casa todo el día.

Tristemente, Lazarov ya no está, y los que quedan no tengo claro si están vivos o muertos. En dos semanas de confinamiento, la programación es idéntica a la que había. Esta última semana, la televisión pública ha hecho un movimiento mínimo al incorporar un programa de ejercicio físico dentro de casa, y programación infantil supuestamente ideada para que los niños puedan seguir el curso escolar, pero que en realidad consiste básicamente en un refrito de cortos de los lunnis. ¡Ah!, y hay canales deportivos que están dando partidos repetidos. Pero al menos, todos estos se han movido, porque el resto no ha hecho ni caso: tienen delante de ellos la oportunidad más grande que pueda tener la televisión como medio en su historia, y la están dejando pasar. Es como si la pandemia se produce exclusivamente en Suecia y aquí los hoteles cierran.

Mi hipótesis para que un sector que mueve millones al año esté delante de la mayor oportunidad de su historia y la esté dejando pasar, es que al final, los accionistas de la televisión son accionistas de todo tipo de televisión. Es decir, los fondos de inversión que son dueños de mediaset o de atresmedia, probablemente tienen también más millones todavía invertidos en netflix, amazon tv, movistar tv o el canal de pago que sea. Y les interesa una televisión como la que tenemos desde hace unos pocos años: una televisión de serie B, planificada, ejecutada y producida por personajes secundarios que desearían estar haciendo otra cosa. Pero lo último que pensaba hasta ahora, es que serían arreactivos. Hasta ahora, allí donde había una noticia creaban un programa especial, si había un puente ponían programación para niños, si hacía frío estrenaban películas. Y tienen a la gente 24 horas en casa, queriendo consumir cualquier tipo de contenido (actualidad, películas, evasión), y como si nada.

En fin, espero que a los que tenéis netflix os estén poniendo algo novedoso.

sábado, 14 de marzo de 2020

maratonianos

No hace tanto tiempo, el hecho de que una persona practicara deporte de forma regular, a partir de una cierta edad, era un indicativo de que esa persona merecía la pena. Mientras el grueso de paisanos/as se dedicaban, particularmente después del matrimonio, a engordar, ver la tele y criticar al prójimo, el encontrar a ciudadanos capaces de dedicar parte de su tiempo a mantenerse saludables y en forma transmitía buenas vibraciones.

De todos los deportes que uno puede practicar, la maratón ocupa desde tiempos remotos un lugar preeminente. Escribo de memoria, pero creo que era en "el club de la lucha" donde le preguntaban a unos jóvenes cuál era su objetivo en la vida y las respuestas eran del estilo de "pintar un autorretrato" y "correr una maratón". Es uno de esos objetivos inalcanzables que uno a veces mira desde lejos cuando es joven, y llega un tiempo en el que se da cuenta de que con determinación y disciplina se puede conseguir. Por eso, el conocer a una persona que había corrido de hecho una maratón, siempre resultaba enriquecedor.

En estos tiempos aciagos, sin embargo, las cosas han cambiado. He aquí los últimos ejemplos de personas que se han hecho famosas y, tras indagar en su pasado reciente, se ha descubierto que corrían maratones.

El chicle.
En prisión por la muerte de Diana Quer, el poseedor de los incisivos superiores más famosos de España era al parecer habitual en las carreras populares gallegas.
(foto extraída de https://www.elespanol.com/reportajes/20180106/chicle-fotos-secuencia-criminal/275002503_3.html#img_32

"Jorge".
En este caso, el caso está todavía siendo investigado, con lo que su apellido no ha trascendido. El sospechoso de haber descuartizado a Marta Calvo, condenado varias veces por tráfico de cocaína y sobre el que escuché que pesaba sobre él una orden de expulsión de España que no se llegó a ejecutar, corría también maratones. Recientemente se le ha relacionado con otra muerte, parece ser que le gustaba poner cocaína sobre los genitales de las chicas con las que contactaba, lo cual puede provocarles sobredosis.

Mattia Y.M.
El nombre no creo que os diga nada, pero es nada menos que el "paciente 1" de coronavirus en Italia y gran contribuidor a su prodigiosa propagación en el país transalpino, y por tanto en Europa. Según parece participó en dos maratones y en partidos de fútbol sala, además de tener una rica vida social.

Así pues, a partir de ahora, si conocéis a alguien y os dice que una de sus aficiones es salir a correr... desconfiad...


P.D. Salgo a correr con relativa regularidad.


viernes, 24 de enero de 2020

Videos musicales memorables

?os pensábais que iba a poner el Thriller de Michael Jackson o alguna pop-ada po-llada por el estilo?
Pues no.





Va de series: Gomorra

Todo comenzó con un libro, Gomorra, de Roberto Saviano, en el que se describe con todo detalle la vida y modus operandi de la mafia italiana.

La publicación del libro le supuso a Saviano tener que vivir escondido debido a las amenazas recibidas. Probablemente, si hubiera sabido lo que se le venía encima, no lo habría escrito.

Basada en el libro (que en ocasiones parece un ensayo), se realizó esta serie, mucho más amena pero igual de dura.
Vemos la mafia desde dentro, desde la vida cotidiana. La serie está genialmente producida - cada episodio es como una mini película de calidad -  y los actores simplemente se salen.

Postdata: para verla en italiano con subtítulos

sábado, 20 de mayo de 2017

panegírico

Cuando murió Amy Whinehouse me importó un capullo. Cuando murió Michael Jackson me sorprendió. Cuando murió Lemmy Kilmister busqué "Ace of spades" como siete veces seguidas en youtube. Pero la muerte de Chris Cornell, como era de esperar, sí me ha tenido un par de días dándole vueltas a la cabeza. Entre otras cosas, es la primera persona a la que sigo en twitter que muere: siempre pensé que el primero sería @trecet.

Como a todo el mundo, me gustó "Black hole sun", pero en realidad no descubrí a Soundgarden hasta varios años después. Fue uno de estos cd's de mp3 de música variada que llegó a mí a través de un amigo, y que tenía muy buenos temas. Y la canción que me atrapó de aquel cd fue "Outshined". Después me bajé toda la discografía de Soundgarden en el kazaa (qué tiempos), después leí libros sobre ellos, etc. Cuando tenía 27 años, tenía un trabajo que odiaba, pero en el que podía escuchar música durante gran parte de la mañana. Escuchaba furiosamente la discografía de Soundgarden entre otros (Green day, PJ Harvey, Rage against the Machine o Nina Persson). No sé si era más depresivo mi trabajo o toda aquella música. Pero lo que es seguro es que me marcaron.

El primer disco de Soundgarden, "Ultraomega OK", tiene menos calidad a nivel de producción que la mayoría de discos de "A la púa". El último de los anteriores a su disolución, "Down on the upside", es de primer nivel. Lo que hay entre uno y otro es historia de la música popular. En los años 90 la ciudad de Seattle fue punta de lanza de la vanguardia musical mundial. El grupo que triunfó fue Nirvana, pero nunca se integraron en el movimiento cultural de su ciudad. Los grupos que lideraron aquella vanguardia, participando de la vida pública, acompañando a otros grupos, llegando a aparecer en películas o incluso interviniendo en coloquios, los que entendieron la música como parte de la cultura desde un punto de vista amplio, fueron Pearl Jam y Soundgarden. El momento cumbre lo conoceréis muchos: cuando estas dos bandas se unieron para homenajear a otro músico muerto por sobredosis, formando el efímero grupo "Temple of the dog".

Soundgarden se disolvió en el 97 por conflicto de egos, y Chris Cornell probó uno o dos discos en solitario: si tenéis oportunidad de oírlos, dejadla pasar, son muy flojos. Pero Cornell siempre conservó su prestigio como vocalista, hasta que llegó el año 2002 y su renacer con Audioslave. Aquello no tenía sentido: los tíos de Rage against the machine con Chris Cornell; un grupo que destacaba por su compromiso político con un cantante que, aunque en sus opiniones también lo tenía, en lo musical siempre fue intimista.

Pero fue un bombazo. Cornell hacía las letras, intimistas, y Morello ponía los solos de guitarra. Las cacofonías de Rage against the machine quedaron atrás, las guitarras estaban ahora al servicio del amplio registro de Cornell, que ya no era el de antes, pero que ahora dominaba a la perfección. Hicieron tres discos que quedaron para la historia hasta que los egos de nuevo rompieron el grupo.

Cornell hizo poco más que merezca la pena destacar, aunque siempre siguió tocando. Hace unos años hizo el tema principal de una película de James Bond, "You know my name", que le mostró de nuevo el respeto que le tenía la crítica y le dio algún récord, porque hacía la tira de años que la voz de una peli de Bond no era masculina. A partir de ahí, reuniones con Soundgarden y Audioslave, y poco más, salvo sus conciertos. Nunca dejó de darlos.

Chris Cornell se suicidó el pasado jueves. El día de antes había dado un concierto con Soundgarden, que había publicitado en twitter. Una semana antes había sido el día de la madre y había felicitado en twitter a su esposa. En su cuenta de twitter, bastante convencional, había elogios a su familia, promoción de sus conciertos, algún retuit en contra de Trump y algún agradecimiento a algún fan, poco más. Nada que hiciera pensar que estuviera pensando en quitarse la vida. Tenía dos hijos de once y doce años. Tenía el reconocimiento de la crítica y de millones de fans desde hace décadas. Que yo sepa no hay nota de suicidio. Una pena no saber qué pudo pasarle, haber podido ayudar de alguna manera.