Supongamos que eres Valerio Lazarov, en 1993. Te han dado los mandos de telecinco y pasta por un tubo, y empiezas a tener más y más audiencia. Eres una máquina de producir ideas que ha entendido perfectamente un país que aún no sabe lo que es "políticamente correcto". Las mamachicho, Jesús Gil en un jacuzzi, goles son amores, Benny Hill, humor amarillo, ... todo éxitos.
Cada mes recortas distancia en audiencia con TVE, los anunciantes hacen cola en tu puerta, les robas las estrellas a las otras cadenas, todo va como un tiro, pero falta algo, falta algo. ¿Qué, qué se puede hacer para que los españoles aumenten la cantidad de horas que dedican al día delante de la tele y así reventar el audímetro?
Si Valerio Lazarov hubiera estado al frente de una cadena con un poco de iniciativa en este 2020, habría revolucionado el país. Habríamos pasado las semanas de cuarentena deseando que todo se alargue. Habrían aparecido nuevos concursos, nuevos formatos, guerras de audiencia, contraprogramaciones, estrenos en televisión, y todo tipo de neologismos televisivos que nos habrían mantenido pegados al sofá durante meses. Qué otra cosa podría desear una cadena de televisión que algo que obligue a los espectadores a quedarse en casa todo el día.
Tristemente, Lazarov ya no está, y los que quedan no tengo claro si están vivos o muertos. En dos semanas de confinamiento, la programación es idéntica a la que había. Esta última semana, la televisión pública ha hecho un movimiento mínimo al incorporar un programa de ejercicio físico dentro de casa, y programación infantil supuestamente ideada para que los niños puedan seguir el curso escolar, pero que en realidad consiste básicamente en un refrito de cortos de los lunnis. ¡Ah!, y hay canales deportivos que están dando partidos repetidos. Pero al menos, todos estos se han movido, porque el resto no ha hecho ni caso: tienen delante de ellos la oportunidad más grande que pueda tener la televisión como medio en su historia, y la están dejando pasar. Es como si la pandemia se produce exclusivamente en Suecia y aquí los hoteles cierran.
Mi hipótesis para que un sector que mueve millones al año esté delante de la mayor oportunidad de su historia y la esté dejando pasar, es que al final, los accionistas de la televisión son accionistas de todo tipo de televisión. Es decir, los fondos de inversión que son dueños de mediaset o de atresmedia, probablemente tienen también más millones todavía invertidos en netflix, amazon tv, movistar tv o el canal de pago que sea. Y les interesa una televisión como la que tenemos desde hace unos pocos años: una televisión de serie B, planificada, ejecutada y producida por personajes secundarios que desearían estar haciendo otra cosa. Pero lo último que pensaba hasta ahora, es que serían arreactivos. Hasta ahora, allí donde había una noticia creaban un programa especial, si había un puente ponían programación para niños, si hacía frío estrenaban películas. Y tienen a la gente 24 horas en casa, queriendo consumir cualquier tipo de contenido (actualidad, películas, evasión), y como si nada.
En fin, espero que a los que tenéis netflix os estén poniendo algo novedoso.
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