El piropo, esa herramienta de seducción masónica (nadie puede negar que los albañiles son auténticos maestros en la materia) tan denostada en estos tiempos de corrección política, ha sido y es un verdadero arte en sí mismo. El fino humor y la sutileza de las rimas del piropo causan asombro y admiración a quienes los escuchan. Un país que ha dado poetas de la talla de Lorca, Miguel Hernández o Leopoldo Panero debería ser más valiente y reivindicar el piropo como seña de identidad. El piropo es un artículo con denominación de origen. Y a quienes mis palabras les puedan parecer exageradas no tiene más que ver el vídeo que ilustra este post, pequeña muestra del ingenio y sutileza del auténtico hombre español.
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