Quién no se ha estremecido alguna vez al oír hablar de fantasmas? Cuando somos pequeños, el simple hecho de que nos los nombren nos produce auténtico pavor, tanto como el “Coco” o “El Hombre del Saco”. Hoy en día es imposible acojonar a un niño con esas cosas, y a los mayores ya no te digo nada. Además, las pelis de terror ya no son lo que eran y señores, parece ser que los fantasmas se han dado cuenta y están empezando a estar un poco hartos. Tanto, que han pasado de arrastrar sus cadenas o aparecer de manera espontánea, a tocar los huevos, literalmente, y eso acojona un poco más. Y como muestra, sirva este vídeo:
1 comentario:
Llamadme raro, pero yo sí creo en estas cosas. Es más, yo a estos seres los veo también a diario. En mi trabajo, sin ir más lejos, hay al menos un par de fantasmas tocapelotas; tres si contamos también al jefe.
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