miércoles, 9 de julio de 2008

Las vacas pedorras

No puede decirse de mi que sea un ecologista de toda la vida, pero en la medida de mis posibilidades intento cumplir con el protocolo de Kioto. El efecto invernadero y el subsiguiente cambio climático son temas que nos preocupan a todos, y cada uno a su manera intenta perjudicar lo mínimo posible a nuestro maltrecho planeta. Pero cuando todos pensábamos que los gases responsables del efecto invernadero eran emitidos principalemente por ciertas industrias, resulta que vienen unos investigadores argentinos a decirnos que la culpa de estos gases la tienen las vacas.

Al parecer, cada vaca emite a diario más de 800 litros de gases de efecto invernadero. Al leer esta noticia no he podido evitar sentir pena por los encargados de ordeñar a las vacas. Imaginad la cantidad de gases que deben soportar a diario. También me ha dado lástima Al Gore, que tantos esfuerzos ha hecho para promover nuestra conciencia ecológica. ¿Habrán servido de algo? ¿Qué opinará de todo esto el primo de Rajoy?

Lo cierto es que últimamente no dejamos de culpar a las vacas de muchos de nuestros males. Primero fue el mal de las vacas locas. Luego las cadenas de comida rápida, con esas hamburguesas cargaditas de colesterol. Y ahora nos dicen que los pedos de las vacas van a acabar con la vida en este planeta. En la India deben pensar que el mundo se está hundiendo en la herejía al tratar de ese modo a su animal sagrado.

Pero ya se empiezan a apuntar soluciones. La que parece más efectiva es someter a las vacas a una dieta rica en taninos, con lo cual se consigue disminuir considerablemente las emisiones de metano. Así que parece más que probable que las vacas salgan perjudicadas de todo esto, pues posiblemente haya que ponerlas a todas a dieta. Espero equivocarme, pero creo que nos esperan tiempos de vacas flacas.

1 comentario:

Pipe dijo...

Pues yo tengo una compañera de curro que es vegana (no comen nada que sea animal o provenga de animal). Se puede decir que sólo come hierbas y derivados de estas, practicámente como las vacas. Es verdad que a veces en la oficina huele raro (ahora sé la razón), pero lo que más me preocupa es que se efecto sobr el cambio climático sea igual al de las vacas, o incluso peor!