Chrystèle y Christophe son dos ladrones a pequeña escala. Los dos operan del mismo modo: buscan trabajo como empleados domésticos en casas de gente acomodada y procuran ganarse su confianza para birlarles todo lo que pueden. El destino hace que un buen día sus caminos se crucen y comienzan a trabajar juntos haciendo lo que mejor saben.
Comedia francesa dirigida por Etienne Chatiliez, con Cécile de France y Vincent Lindon como protagonistas. La película tiene suficientes alicientes como para esperar mucho de ella, principalmente su incorrección política. Los protagonistas tienen su propia moralidad, en la que engañar a los demás no les supone ningún remordimiento. Ni tienen intención alguna de reformarse. Ella es infiel por naturaleza, y él un ludópata sin control. Hay además varios personajes interesantes en la película, entre los que llama la atención el padre de la protagonista, un viejo verde, pederasta e incestuoso, que no deja de manosear a su adolescente hija desde que le empezaron a crecer los pechos.
¿Película divertida? ¿Situaciones cómicas? No, nada de eso. Si esperáis encontraros con algo parecido al cine provocador de los Farrelly os llevaréis una desilusión. Más bien estamos ante un producto que podría haber dirigido el mismísimo Mariano Ozores. El director desaprovecha todas las situaciones que podrían haber dado juego y busca el humor por la vía escatológica: el punto álgido de la película es una escena de cama que deriva en competición de pedos. Además, falla la química (nunca mejor dicho) entre la pareja protagonista. Una lástima.
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