Si quieres ser feliz unos días, sodomiza a tu jefe
Si quieres ser feliz unos meses, amancébate
Si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero
(Adaptado libremente)
(Muy libremente)
(Demasiado libremente, quizás)
Blog colectivo de inspiración merovingia y temática variada. Escribimos de todo lo que nos gusta: cine, música, literatura, noticias de actualidad... siempre con humor y buen rollito.
En el ayuntamiento de Morón de la Frontera hay desde hace unos días una nueva alcaldesa: la Virgen María Auxiliadora. Fue elegida democráticamente en un pleno del ayuntamiento, pese a la oposición de los elementos más radicales, que abandonaron el lugar entre los abucheos del respetable.
Es loable la intención del alcalde del P.P. Manuel Morilla de restaurar los valores católicos a Morón de la Frontera. Sin embargo, no han tardado en aparecer voces críticas. Desde ciertos sectores se afirma que la alcaldesa del pueblo siempre ha sido la mujer del alcalde, por lo que acusan a Morilla de haber contraído matrimonio en secreto con María. Otros van más allá y dicen estar seguros que no sólo hubo matrimonio, sino que éste se ha consumado, por lo que la Virgen habría perdido la virtud que su nombre presupone. Algunos incluso señalan que no ha habido matrimonio religioso, sino sólo unión civil, por no hablar de los que acusan a los alcaldes de concubinato. No faltan tampoco quienes dicen que la Virgen, al estar ya casada con un tal José, podría haber cometido bigamia.
Pero no acaban aquí las suspicacias de los sectores judeo-masónicos del municipio. Ya hay quienes comentan que, al tener ahora la Virgen la condición de funcionaria, para pedirle milagros no bastará con los rezos habituales, sino que habrá que presentar además una instancia. Y que el nuevo horario de milagros será de 9 a 2. Y en cuanto a las apariciones marianas, hay muchos que se preguntan si seguirán produciéndose como hasta ahora o si, por el contrario, la Virgen sólo se aparecerá en los municipios gobernados por el P.P. Confiemos que la gestión de la nueva alcaldesa sea eficaz y transparente para acallar todas las voces críticas que ya se empiezan a escuchar.
Chrystèle y Christophe son dos ladrones a pequeña escala. Los dos operan del mismo modo: buscan trabajo como empleados domésticos en casas de gente acomodada y procuran ganarse su confianza para birlarles todo lo que pueden. El destino hace que un buen día sus caminos se crucen y comienzan a trabajar juntos haciendo lo que mejor saben.
Comedia francesa dirigida por Etienne Chatiliez, con Cécile de France y Vincent Lindon como protagonistas. La película tiene suficientes alicientes como para esperar mucho de ella, principalmente su incorrección política. Los protagonistas tienen su propia moralidad, en la que engañar a los demás no les supone ningún remordimiento. Ni tienen intención alguna de reformarse. Ella es infiel por naturaleza, y él un ludópata sin control. Hay además varios personajes interesantes en la película, entre los que llama la atención el padre de la protagonista, un viejo verde, pederasta e incestuoso, que no deja de manosear a su adolescente hija desde que le empezaron a crecer los pechos.
¿Película divertida? ¿Situaciones cómicas? No, nada de eso. Si esperáis encontraros con algo parecido al cine provocador de los Farrelly os llevaréis una desilusión. Más bien estamos ante un producto que podría haber dirigido el mismísimo Mariano Ozores. El director desaprovecha todas las situaciones que podrían haber dado juego y busca el humor por la vía escatológica: el punto álgido de la película es una escena de cama que deriva en competición de pedos. Además, falla la química (nunca mejor dicho) entre la pareja protagonista. Una lástima.
Ryan Phillippe y Benicio del Toro se ganan la vida al margen de la ley. Su próximo negocio lo deciden al escuchar accidentalmente una conversación en la sala de espera de un banco de semen. Van a secuestrar a Juliette Lewis, vientre de alquiler de una acaudalada pareja, que está a punto de dar a luz. Pero la cosa no va a ser tan fácil como parecía. La pareja resulta estar metida en negocios sucios y hará cualquier cosa para hacerse con el bebé. Cualquier cosa salvo pagar un rescate. Y para ello recurrirán a los servicios de James Caan, un especialista en solucionar problemas complicados.
La dirección y el guión corren a cargo de Christopher McQuarrie, guionista de la estupenda “Sospechosos habituales”, quien debutó como director con esta película. Aunque formalmente pertenezca a la categoría de cine negro, podríamos calificar a “Secuestro infernal” como un western en toda regla. Entretenida y con buenas interpretaciones, el desenlace, sin embargo, pese a ser apropiado para su género, no está a la altura de las expectativas creadas. Pese a todo, una película para pasar un buen rato.
Siempre me he preguntado dónde llevan el chip los funcionarios. Con el tiempo he desarrollado varias hipótesis, llegando a la conclusión de que lo más probable es que lo tengan insertado en el cerebro. Todo esto igual os sorprenda un poco. Empezaré por el principio.
En muchas ocasiones, como todo el mundo, he tenido que acudir a centros oficiales por motivos personales o de trabajo. Como el tiempo de espera en estos centros suele ser considerable he tenido ocasión de estudiar el comportamiento de los funcionarios que allí trabajan. También he conocido a gente que ha entrado a trabajar en la administración y he podido apreciar los cambios que han experimentado. Todo ello me ha llevado a la única conclusión lógica: cuando una persona entra a trabajar como funcionario le es implantado un chip en el cerebro. Ellos probablemente no son conscientes de ello, pero es así. Me remitiré a las pruebas.
Todos conocéis bien el carácter agrio de los funcionarios. Siempre están de mal humor. Esto es a consecuencia de las migrañas que les provoca el chip, al estar insertado en el cerebro. También habréis podido comprobar su comportamiento: son maleducados, engreídos y poco eficaces. Eso se debe a que, como todos sabéis, es la parte izquierda del cerebro la que se encarga de los comportamientos sociales. Al ser implantado el chip en esta parte del cerebro (pasado el cerebelo a mano izquierda), el funcionario olvida toda la buena educación que pudiera tener y empieza a comportarse de manera extraña.
Otro hecho que avala mi teoría es la existencia de multitud de personas que desde los años 70 dicen haber sido objeto de abducciones por parte de extraterrestres. Por lo general todas se creen especiales por haber vivido experiencias únicas, y casi todos afirman llevar implantados chips en el cerebro. Recientes estudios han demostrado que más del 95% de las personas que afirman haber sido abducidas por naves espaciales son funcionarios.
Durante un tiempo también llegué a pensar que es posible que los funcionarios tengan instalado otro chip en el trasero. Si os fijáis en las posturas que adoptan al estar sentados entenderéis por qué lo pienso. En eso y en que son incapaces de permanecer sentados 15 minutos seguidos. Es habitual encontrar a los funcionarios en cualquier sitio menos sentados en su puesto de trabajo.
También estoy convencido de que el chip del cerebro consume gran cantidad de energía. Por eso los funcionarios han de salir a desayunar varias veces cada día. Han de alimentarse más y mejor que el humano medio. También esto explicaría por qué los funcionarios llegan tarde al trabajo, o por qué salen antes de su hora. Necesitan comer a menudo.
Ahora ya sabéis por qué los funcionarios son como son y tienen la fama que tienen. La próxima vez que tengáis que lidiar con uno de ellos procurad mantener la calma, miradle fijamente a los ojos y preguntadle: "¿tú dónde llevas el chip?".
También nos da el diccionario otra acepción de apolítico: es quien no muestra interés por los asuntos relacionados con la política. Sin embargo, todo en esta vida está relacionado de un modo u otro con la política. Así que es difícil no mostrar interés por lo que nos rodea.
Otra cosa bien distinta es no tener interés por los políticos. Yo creo que eso es lo que quiere decir mucha gente que se califica de apolítica. Y ahí les doy toda la razón. O tal vez no. No es cuestión de interés, sino de confianza. ¿Es posible confiar en los políticos? Yo estoy convencido de que no. No se puede confiar en los políticos de derechas. No se podría confiar en los de izquierdas, si los hubiera. No se puede confiar en quien va a tener poder, pues la carne es débil y corruptible.
Además, los políticos ya nos avisan de que no tenemos que confiar en ellos. En este sentido (y sólo en este) se puede decir que son sinceros. Ya en campaña electoral se encargan de decirnos cuál es su objetivo. ¿Gobernar bien? No. Simplemente gobernar. Tener el poder. No digo que el motivo de esto sea lucrarse, aunque está claro que en muchos casos lo es. Quizás tenga que ver con el ego de cada uno. O con la erótica del poder. El caso es que en campaña electoral se encargan de prometernos el oro y el moro, sin importar demasiado si lo que prometen es justo y asumible o no.
¿De qué otra manera se puede definir la promesa electoral de repartir 400 euros a cada uno de los declarantes del I.R.P.F. sino de promesa electoral para permanecer en el gobierno? ¿Alguien puede pensar que esa promesa se podría haber realizado fuera del marco de una campaña electoral? ¿Es una medida justa para todos? ¿Es asumible sin tener que renunciar a recortes en el presupuesto de sanidad o de educación, por ejemplo?
No diré que no me van a venir bien esos 400 euros. Tampoco es eso. Pero si es cierto que en otros tiempos se compraba el voto, no es menos cierto que ahora se venden promesas.