Elegy (USA, 2008)
Dirección: Isabel Coixet.
Intérpretes: Penélope Cruz, Ben Kingsley, Dennis Hopper, Patricia Clarkson, Peter Sarsgaard, Deborah Harry.
David Kepesh, un carismático profesor, está orgulloso de seducir a alumnas deseosas de probar experiencias nuevas; sin embargo, nunca deja que ninguna mujer se le acerque demasiado. Pero cuando la hermosa Consuela Castillo entra en su clase, su barniz de protección se disuelve. Esta belleza de cabellos negros como el azabache le cautiva a la vez que desconcierta. A pesar de que Kepesh afirma que su cuerpo es una obra de arte perfecta, Consuela es más que un objeto de deseo. Es una persona con un gran sentido de su identidad y una intensidad emocional que hace que se tambaleen las ideas preconcebidas del profesor. Consuela se convierte en una obsesión para Kepesh, pero al final sus celos y sus fantasías de traición acabarán por apartarla de él. Destrozado, Kepesh afronta los estragos del tiempo, sumergiéndose de lleno en el trabajo y sufriendo la pérdida de viejos amigos. Entonces, dos años después, Consuela vuelve a aparecer en su vida con una petición apremiante y desesperada que lo cambiará todo.
Isabel Coixet es una directora de prestigio, sobre todo en el extranjero. Y no es extraño. Porque a Coixet el cine español le queda pequeño. No renuncia a trabajar con actores españoles, pero prefiere los foráneos. Cierto que en esta ocasión apuesta por dos pesos pesados como Kingsley y Hopper, a la que se suma la hollywoodiense Pe. Pero ni por esas logra Coixet provocarme otra emoción que no sea el aburrimiento. Ya me sucedió con "La vida secreta de las palabras", gran éxito de crítica y de público (?), y me sucede aún más con "Elegy", historia que se supone debería emocionar al espectador, pero que resulta demasiado fría y aséptica. Y es que no se puede decir que "Elegy" sea una mala película. Pero sí que es un coñazo de película.
Dirección: Isabel Coixet.
Intérpretes: Penélope Cruz, Ben Kingsley, Dennis Hopper, Patricia Clarkson, Peter Sarsgaard, Deborah Harry.
David Kepesh, un carismático profesor, está orgulloso de seducir a alumnas deseosas de probar experiencias nuevas; sin embargo, nunca deja que ninguna mujer se le acerque demasiado. Pero cuando la hermosa Consuela Castillo entra en su clase, su barniz de protección se disuelve. Esta belleza de cabellos negros como el azabache le cautiva a la vez que desconcierta. A pesar de que Kepesh afirma que su cuerpo es una obra de arte perfecta, Consuela es más que un objeto de deseo. Es una persona con un gran sentido de su identidad y una intensidad emocional que hace que se tambaleen las ideas preconcebidas del profesor. Consuela se convierte en una obsesión para Kepesh, pero al final sus celos y sus fantasías de traición acabarán por apartarla de él. Destrozado, Kepesh afronta los estragos del tiempo, sumergiéndose de lleno en el trabajo y sufriendo la pérdida de viejos amigos. Entonces, dos años después, Consuela vuelve a aparecer en su vida con una petición apremiante y desesperada que lo cambiará todo.
Isabel Coixet es una directora de prestigio, sobre todo en el extranjero. Y no es extraño. Porque a Coixet el cine español le queda pequeño. No renuncia a trabajar con actores españoles, pero prefiere los foráneos. Cierto que en esta ocasión apuesta por dos pesos pesados como Kingsley y Hopper, a la que se suma la hollywoodiense Pe. Pero ni por esas logra Coixet provocarme otra emoción que no sea el aburrimiento. Ya me sucedió con "La vida secreta de las palabras", gran éxito de crítica y de público (?), y me sucede aún más con "Elegy", historia que se supone debería emocionar al espectador, pero que resulta demasiado fría y aséptica. Y es que no se puede decir que "Elegy" sea una mala película. Pero sí que es un coñazo de película.
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