Ángeles y demonios (Angels & demons, USA 2009)
Dirección: Ron Howard.
Intérpretes: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgärd, Pierfrancesco Favino, Nikolaj Lie Kaas, Armin Mueller-Stahl, Thure Lindhardt, David Pasquesi, Cosimo Fusco, Victor Alfieri.
Tom Hanks repite su papel como experto en simbología de Harvard, Robert Langdon, que una vez más descubre que antiguas fuerzas no se detendrán ante nada, ni tan siquiera el asesinato, para cumplir con sus objetivos. ¿Con qué situación tan estremecedora se ha de enfrentar el Vaticano para tener que pedir la ayuda de Robert Langdon, el hombre que descifró el código más controvertido de la historia? Cuando Langdon descubre evidencias del resurgimiento de una antigua hermandad secreta conocida como Illuminati -la organización clandestina más poderosa de la historia- descubre también el peligro mortal al que se enfrenta la organización más odiada por las sociedades secretas: la Iglesia Católica. Cuando Langdon comprende que el reloj de una imparable bomba de tiempo de los Illuminati se ha puesto en marcha vuela a Roma, donde une fuerzas con Vittoria Vetra (Ayelet Zurer), una bella y enigmática científica italiana. Ambos se embarcan en una incansable búsqueda a través de criptas selladas, peligrosas catacumbas, catedrales desiertas e incluso el corazón de la tumba más secreta del planeta.
Segunda aparición en pantalla de Robert Langdon, en una historia anterior al Código da Vinci, pero que se benefició del éxito de ésta para reeditarse en papel y llegar finalmente a la gran pantalla. Historia con muchas similitudes con el Código, entretenida y con mucha acción, con una intriga relacionada con la simbología que no funciona tan bien como en la anterior, principalmente porque la trama del Código tenía unas implicaciones históricas que la hacían mucho más interesante. Aún así, el uso constante de la simbología llega a cansar un poco, al igual que cansan las películas de terror en las que el psicópata tarda media película en morir completamente. Lo más flojito es el final, demasiado fantasioso y rocambolesco. Sospecho que una tercera aparición cinematográfica de Robert Langdon podría hacer que nuestra fe en el séptimo arte comience a tambalearse.
Dirección: Ron Howard.
Intérpretes: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgärd, Pierfrancesco Favino, Nikolaj Lie Kaas, Armin Mueller-Stahl, Thure Lindhardt, David Pasquesi, Cosimo Fusco, Victor Alfieri.
Tom Hanks repite su papel como experto en simbología de Harvard, Robert Langdon, que una vez más descubre que antiguas fuerzas no se detendrán ante nada, ni tan siquiera el asesinato, para cumplir con sus objetivos. ¿Con qué situación tan estremecedora se ha de enfrentar el Vaticano para tener que pedir la ayuda de Robert Langdon, el hombre que descifró el código más controvertido de la historia? Cuando Langdon descubre evidencias del resurgimiento de una antigua hermandad secreta conocida como Illuminati -la organización clandestina más poderosa de la historia- descubre también el peligro mortal al que se enfrenta la organización más odiada por las sociedades secretas: la Iglesia Católica. Cuando Langdon comprende que el reloj de una imparable bomba de tiempo de los Illuminati se ha puesto en marcha vuela a Roma, donde une fuerzas con Vittoria Vetra (Ayelet Zurer), una bella y enigmática científica italiana. Ambos se embarcan en una incansable búsqueda a través de criptas selladas, peligrosas catacumbas, catedrales desiertas e incluso el corazón de la tumba más secreta del planeta.
Segunda aparición en pantalla de Robert Langdon, en una historia anterior al Código da Vinci, pero que se benefició del éxito de ésta para reeditarse en papel y llegar finalmente a la gran pantalla. Historia con muchas similitudes con el Código, entretenida y con mucha acción, con una intriga relacionada con la simbología que no funciona tan bien como en la anterior, principalmente porque la trama del Código tenía unas implicaciones históricas que la hacían mucho más interesante. Aún así, el uso constante de la simbología llega a cansar un poco, al igual que cansan las películas de terror en las que el psicópata tarda media película en morir completamente. Lo más flojito es el final, demasiado fantasioso y rocambolesco. Sospecho que una tercera aparición cinematográfica de Robert Langdon podría hacer que nuestra fe en el séptimo arte comience a tambalearse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario