A lo largo de nuestra vida escucharemos infinidad de canciones, veremos miles de películas, pero seguramente (y tirando por lo alto) no leamos más que unos cientos de libros. Esta es una de las razones por las que, muy probablemente, la obra cumbre de Pablo Carbonell, de la que nos acordemos cuando muera, sea "mi agüita amarilla".
El autor, que aunque no lo parezca siempre ha tenido una vena cultureta, lleva años tratando de reinventarse como escritor, y he escuchado en radio algunas buenas críticas y recomendaciones, pero no me he animado a leerlo. La vida es así: una persona probablemente formada, culta y en plena madurez, que dedica montones de horas al noble arte de la pluma, será recordado por lo que es, de forma indisimulada, una ocurrencia de borrachuzo.
3 comentarios:
Felicitaciones Siempre viene divino el humor y mas cuando
tiene
música
beso
Si se me permite la heterodoxia yo me quedo con otro tema:
https://youtu.be/yznk4m5UQsc
Saludos
Pasaba a saludar. Buen video.
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